HEMISFERIO SUR
En Nueva Zelanda estuve durante un año aproximadamente con la intención de mejorar los conocimientos sobre ganadería extensiva y con la intención, si surgía la oportunidad, de trabajar dentro de este ámbito profesional. Fue un año muy provechoso ya que tuve la oportunidad de poder mejorar y aprender dentro de un entorno muy diferente al que estamos acostumbrados en el viejo continente, donde el factor limitante en gran parte, son los recursos y sobre todo la superficie existente o destinada al sector agrario/ganadero por parte del ganado; basándose sobre todo en modelos de gestión empresariales muy eficientes y profesionalizados para ser competitivos dentro de un mercado internacional de exportación muy exigente y an encarado a la distribución a escala global.
El hecho de verse obligados a exportar y a estar pendientes de las fluctuaciones de otras potencias mundiales para poder mantener su ritmo de exportaciones, les ha llevado a profesionalizarse y sobre todo a tecnificarse para poder generar un modelo de negocio eficiente y rentable.
Siempre me recordaban que ellos siempre «Primero utilizan el sueño y, después las manos». Una manera de decir que en un mundo tan poco aventajado en varios sentidos, como es el de la ganadería y el campesinado, es necesario, por no decir obligado, mejor la eficiencia y la rentabilidad para tener éxito en el negocio. No es lo mismo mover pocos centenares de cabezas de ganado, que tener que mover y alimentar a decenas de miles. A esta escala, el margen de beneficio es minso y la línea que separa las ganancias de las pérdidas es estrecho e inestable.
Durante los meses que estuve allí, tuve que dejar atrás la metodología utilizada en casa, la de guardar a pie; con el zurrón y el gancho. Y estar predispuesto a entender que la ganadería pasa por muchos estantes, cada uno diferente al anterior y, seguramente, igual de válido. Lo que hay que entender en este sector, es que cada rebaño, así como cada entorno donde vive y se alimenta , es diferente. Y hay que tener la paciencia y la voluntad como para adecuarse y adaptarse a cada uno de ellos sin menospreciarlo y, siempre con la intención de aprender de él y de sacar un conocimiento que más adelante podremos emplear en nuestra propia explotación.